El bar sin frenos.
Estaba bastante desocupado, la noche ya estaba funcionando, en
segundos mi vista se somete a dos bellezas muy flaquitas, de esas flacas pero
muy fibrosas, se notaba buen trabajo en sus cuerpos. Una bella morena de labios
gruesos, con su amiga trigueña, de cabello con distintos tintes de amarillo y
café, con una piel bronceada que subía
la temperatura dos grados, al igual que su amiga, ambas venían de vestidos
cortos en tonos blancos, que ayudaba a bajar unos grados el calor que había en
esos días. Ambas de tan deliciosa belleza que te tiemblan las piernas, solo al
recordar.
Mi intención no tenía nada de extraño, el fuego salía de mi cabeza, como era la costumbre en esos tiempos de
soltero, le di la instrucción al barman, un trago a cada una, la casa invita,
algo que él sonrió con esa complicidad que siempre tenemos los hombres entre si
cuando algo se trama.
La noche seguía en curso, estaba en uno de esos días que
quería liberar tensiones, pasé junto a las muchachas y con
una sonrisa me agradecieron los dos tequila frutilla que disfrutaban con
escandaloso placer o solamente mi locura lograba entender eso, ya que lo rojo
de las frutillas lograba destacar más sus labios, algo que me llamó la
atención, mi mente pegó dos chispazos y me sentí extrañamente atraído en
especial hacia la más trigueña.
Estaba calmo, pero necesitaba un tequilazo a la vena, subo a
mi oficina, abro mi botella de tequila Patrón Silver que había recibido hace
poco de regalo, uno de esos buenos que te llegan de vez en cuando, me tomo dos
shots al seco para levantar cabeza, sentía como pasaba por mis venas he
incendiaba la hoguera que había creado semejante trigueña en mi cabeza.
Del cajón junto a mí, saco un porro de esos buenos que
siempre hay por ahí, dos caladas, un shot más y a enfrentar mis demonios.
Por mis venas pasaba la perfecta mezcla, de hierba y
alcohol. La transformación había comenzado, estaba convertido en un macho
distinto. Claro, en estos minutos piensas que me volví loco ¿A qué mierda me refiero?
El problema es el siguiente, mi personalidad cambia, pero de
verdad cambia, cada vez que pasaba esto, mi vida terminaba en una completa
locura.
Mira para que me entiendas, es como que tu cuerpo fuera
gobernado por un diablito que sabe lo que hace, que te habla en el hombro de
manera tal, que terminas haciendo lo que piensa.
Bajé con mis dos tequilas bien puestos en mi corazón, pasé
por la barra le pido un golpeado al barman, me lo trae en cosas de segundos, un
poquito de tequila, su leve chorro de Canadá Dry, se baten, golpeas la mesa y de un sorbo pasa por mi
garganta, atraviesa un camino sinuoso de lujuria en mi cabeza. Me sale una
sonrisa natural al mirar muy agradecido al barman.
En segundos mientras mí cuerpo gira, tal cual la
metamorfosis de una mariposa, al más estilo David Banner, ya estaba
transformado.
El fuego salía de mis ojos, la sonrisa de diablo engreído estaba
activada, mi vista no perdía detalle, apreciaba a cada una de tal manera que la
sensualidad explotaba en el aire, me detuve un segundo, miraba la coquetería angelical
de dulces cachorras de no más de veinte y dos años, era como si todo fuera en
cámara lenta, un espejismo de Don Quijote. Era el diablito que había tomado el
control.
Sin más ya estaba sentado, de verdad más hablaban ellas que
yo. Para esos minutos ya disfrutaba apreciando cada detalle, el aroma suave a frutas,
flores y piel joven, bellos detalles al abrir y cerrar los ojos, suaves telas
que el viento movía y me dejaba ver más piel de la que necesitaba. Son esos
segundos en que la música de mi cabeza solamente disfruta de los placeres
carnales tan artísticos que la naturaleza nos entregó.
Cada movimiento de
pierna era una obra teatral, mi cabeza flotaba entre conversaciones vacías que
nada entendía. Pero sí, cada movimiento significaba
algo, la bella trigueña se movía de manera tan delicada, que al ritmo de la
música parecía flotar, mientras que la morena me hablaba con una boca que lo
único que me decía era;
-Ataca, Ataca, maldito Ataca… Mientras ella me hablaba de
sus cosas.
La conversación mantuvo su distancia, pero solo por unos
segundos, hasta el tercer tequila frutilla de cada una, eso cambió todo, ahí el
tono de la música era distinto, la sensualidad había perdido uno de sus frenos,
pero todo estalló cuando la bella trigueña pone su mano en mi pierna.
¡Boom!
Una explosión inmediata pasó en mi cabeza, me acerque
suavemente al oído de la trigueña y casi suspirando le digo que subamos a mi
oficina por un porro, ella sonríe suavemente, toma mi barbilla, susurra en mi oído;
-Pregúntale también.
Mientras mira con cara de complicidad a su amiga, su aliento
suave pasaba desde el tímpano a mi estómago retorciendo mi cuerpo de tal manera
que explotaban orgasmos de placer en mis entrañas. Ambas me miran con singular
sonrisa y para mi sorpresa se paran inmediatamente, en señal de vamos.
Le digo que me acompañen a mis rincones más secretos, dignos
de un pirata para esos tiempos no tan viejo. Pasé por la barra, saqué un poco de
limón y sal para mi tequila. Converso unas palabras sencillas para el
administrador. Me dirijo directo a mi oficina, el camino lo adornaban dos
diosas Griegas en vestidos blancos, que para esas alturas era el mismo Zeus
quién tiraba rayos de locura, los cuales estaban encendiendo este universo tan
real que me estaba por pasar.
Entramos a la oficina, ya más cariñosas mis dos amigas, la
verdad que no podía creer lo que pasaba, el diablito lo hizo fácilmente, saqué
el tequila, el porro y encendí el equipo de música que había en la oficina,
donde solía escuchar la música que programaríamos para la semana. Ellas ahí ya
gozaban, estaban ante millones de canciones para elegir y crear lo que se
escucharía la siguiente semana.
Tequilas, música y porro. Una mezcla de verdad peligrosa. A
eso agreguemos que ambas eran bailarinas, algo que de verdad transformó todo en
una locura de pies a cabeza. Empezaron a bailar entre ellas primero, yo lo
apreciaba como si el mismo cielo me estuviera pintando la belleza perfecta. Sus
movimientos eran inhumanos, llenos de sensualidad, jugaban entre ellas creando
una situación de verdad muy agradable para la vista. Como un semental firme, tomo otro tequila, me
paro junto a ellas mirando de reojo a cada una, mientras cual cacería bailaban
a mí alrededor, a esas alturas ya sin zapatos ambas. Pasaban junto a mi cuerpo
por delante y por detrás. Sentía que de mi interior un volcán explotaría, cuando
suavemente se puso la bella trigueña frente a mí y salió mi alma de macho alfa
extremo. La tomo de la cintura con un brazo y la otra mano del pelo, firme pero
con suavidad, le empujo su cabeza hacía atrás, bailando en posición dominante,
les sigo el juego a ambas, quienes de verdad sabían muy bien cómo entenderse al
ritmo de la música. Ya estaba decidido, llegaría hasta las últimas
consecuencias, la música iba cada vez mejor, creando la situación perfecta.
La sensualidad ya estaba desenfrenada, estábamos bajo el
control absoluto de los instintos más animales, mi boca no tuvo control ante
los gruesos labios de la morena, quien con suavidad ya me mordía mi labio
inferior, mientras que su amiga bailaba a mí alrededor. Pero mi mente seguía
con la trigueña, quien saca la boca de su amiga, para jugar con mi boca pasando
suavemente su lengua por mis labios, mientras su compañera seguía tomada de mi
mano bailando una música electrónica de extraordinaria calidad.
Ahora el diablito, ya tenía el macho alfa más desenfrenado
que nunca, tomé posesión del mando, mientras tomaba a la bella morena de la
cintura y pasaba mi pierna entre las de ella. Sin siquiera pensarlo, tome de la cabeza a la bella trigueña para comer
su boca con suaves besos que pasaban desde su boca al cuello, mientras con mi
otra mano se sostenía su amiga muy cómoda al sentir mi pierna gruesa como se
movía mezclada con las suyas al ritmo de la música.
En segundos nuestra piel era una, pasábamos de un extremo al
otro como si fuéramos adictos a la
lujuria, la trigueña era de verdad perfecta, mientras me comía la deliciosa boca
de su amiga, ella ya estaba sacando lo mejor de mí. La ropa a estas alturas ya
no estaba con nosotros, los tequilas ya se habían olvidado, el trabajo ya
estaba hecho.
Mi cuerpo disfrutaba de la trigueña, mientras su amiga me
besaba en el cuello, las delicias de los placeres carnales estaban en la mesa. Los
movimientos cada vez más poderosos, la bella morena se pone a mi espalda, con
su piel pegada a la mía, con suaves caricias en mis piernas, ayuda a que pueda tomar
con suavidad a la bella trigueña que a estas alturas se entregó a la codicia
de la lujuria, sus piernas pasaban por mi cuello entrelazadas, el movimiento
fue suave, aprovechando cada minuto como si fuera el último. Mis movimientos
avanzaban como los de un barco entrando a la tormenta, primero en suaves
oleadas, las cuales se iban poniendo cada vez más fuertes. Ella se retorcía,
mientras embestía ola tras ola de orgasmos, el placer se estaba desenfrenado,
cuando estaba en la cúspide de una de las últimas olas, en una de esas
explosiones de placer, ella aprieta sus piernas entrelazadas en mi cuello, su
fuerza era la de un titán, como buena bailarina, por más fuerza que yo tuviera,
me era imposible sacar sus piernas, pero las olas orgásmicas no se detenían,
era peor, como si de verdad ella me quitara el control. En eso seguía, hasta
que, como un volcán explote dentro de ella, no se podía controlar, pero yo
perdía oxígeno, ella seguía apretando, su amiga pasa su mano entre mis piernas
y con su cuerpo termina de apretar el mío, su amiga no paró de apretar, hasta
que me desmaye entre explosiones cósmicas. Mi viaje pasó por olimpo, en la inconsciencia,
hablaba con los dioses griegos, quienes me entendían muy bien, ya que era lo
que más amaban de los humanos, su sensualidad desenfrenada.
No sé ¿Cuánto había pasado? Empezaba a despertar de a poco, estaba desnudo en mi oficina, con un
cuello morado, un dolor de cabeza y con cinco millones menos en mi caja. Y sin
mis porros, me habían robado. De verdad Zeus se supo vengar con sus diosas
griegas, me había pegado el mejor polvo de mi vida, a un costo que todavía no
sé, si fue tan superior a lo que realmente viví.
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