Leonas y conejas

Hace días que me da vueltas que les podía comentar, hoy me acordé de anécdotas que tienen la vida, aprendí que las pasión es un tema de química, muchas veces eh estado con chicas que de verdad no me llenan como debería ser, algo que para los hombres con eso del machismo que tenemos cuando una mujer quiere, nos obliga a reaccionar si no puedes ser considerado gay o poco hombre, lo peor que la ofendes, ya que el hecho que una chica se entregue a ti y no le des pelota es como escupirla en la cara ¿a quien no se le ah enojado una de sus cachorras? todo por no darle pelota ya sea porque no quieres, no te quieres comprometer con alguien o simplemente prefieres no hacerle daño de gratis. A mí eso me ha pasado varias veces, nunca mi vida ah sido muy sencilla, me la eh pasado de relación en relación desde que era un adolecente, amores y desamores miles, tanto a mi favor como en mi contra, si total como me dijo un gran amigo una vez, el amor es muy lindo pero cuando duele, puta que duele.
Bueno, así fue como pasaba los noventa, no era algo que pudiera controlar, porque no hay nada como conquistar a una chica. Es genial porque siempre está la dificultad de saber cómo entrar en su corazón, por eso cuando lo logras es como anotar un gol. Son miles los casos que viví, unos mejores que otros pero los más increíbles fueron cuando yo tenía el control absoluto. Ustedes dirán a que me refiero, pero de verdad es algo que no le veo nada de malo, es como aprender a cazar, no es un tema fácil pero no es lo mismo cazar una coneja que una leona.
Lo más increíble que siempre me gustaron las conejas, chicas más suaves y dulces, pero con esa mirada de conejo que nunca sabes que están pensando. Pero no sé ¿por qué? Pero se supone que las leonas eran más difíciles de controlar, lo cual a mi me pasaba algo extrañísimo, siendo que se suponía más difícil, mi especialidad fueron las leonas, mujeres fieras que saben que quieren, gatas sigilosas, fuertes, cazadoras y difíciles de domar, pero no se ¿qué diablos hacía yo? Pero las domaba cómo gatitas, siempre pero siempre, tuve el control con leonas. Las más salvajes, eran presa fácil para mí, pero con conejitas era imposible.
Fueron varias gatas que cayeron en mis redes de macho alfa fuera de control, típico de mí en esos tiempos desenfrenados, donde pase unos momentos increíbles en mi vida, con chicas sumamente exóticas, que de verdad por más que tenían alma de cazadoras no lograban domar al bicho extraño que era yo. Mujeres que eran sumamente sensuales como buenas felinas, pero ¿no se qué diablos pasaba? ¿Cómo toda esa belleza y sensualidad químicamente no lograban atrapar mi alma? Qué extraño, pero siempre me paseaba con ese tipo de especímenes sin lograr ser más que un macho alfa el cual solamente sabía llenar su alma de orgasmos salvajes, pero mi corazón funcionaba como piedra con venas de acero.

Todo se complicaba cuando ya no querías más con ellas. Amigos han visto los furiosas que se ponen las bestias salvajes cuando están heridas, bueno eso me toco vivirlo cientos de veces, no saben cuantas veces tuve que esconder mi cuerpo físico. Pero les quiero reconocer algo, no hay nada que me revolviera más mis bajos instintos que ver a una leona enojada, era una mezcla de adrenalina perfecta. Pero de verdad que era peligroso, lo más increíble cuando sales con una de estas leonas y sus amigas, pasas a ser el macho alfa de la manda, donde es muy común la traición entre ellas, esto era lo más insólito, ellas jamás pueden dejar su presa sola con las otras leonas porque de seguro mínimo le daban una mascada.


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